Sunday, April 17, 2005

La verdad oficial

Resulta asombroso y lamentable que, en 2005, las prácticas gubernamentales del PAN en el manejo de la información sean absolutamente indistinguibles de las que caracterizaron al autoritarismo priísta durante 71 años (en realidad 80).

Notimex, agencia de noticias gubernamental, se ha convertido en un elemento clave en la guerra de Vicente Fox y su gobierno contra la voluntad popular, el PRD y Andrés Manuel López Obrador (tres entidades sociales que no forzosamente son la misma). A través de ella, la Secretaría de Gobernación emite "verdades oficiales" que resuenan con los ecos del Gran Hermano orwelliano.

Véase la versión autorizada de un acontecimiento reciente: "La dependencia (la Segob de Creel) aseguró que lo ocurrido la víspera en el Rancho San Cristóbal, en Guanajuato, cuando irrumpieron perredistas en ese lugar, fue que se salieron de control los manifestantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD)".

El párrafo no tiene desperdicio en cuanto a la alteración casi soviética o goebbeliana de los hechos.

En primer lugar lo ocurrido el 16 de abril no fue "en el Rancho San Cristóbal", como asegura la nota, sino en la plaza central del poblado de San Cristóbal, ubicada a tres kilómetros de la hacienda de la familia Fox (donde, según reiteradas acusaciones, se sigue empleando a menores de 16 años en tareas agrícolas).

Una plaza pública de pueblo no es un lugar al que se pueda "irrumpir", es un espacio abierto, público y libre... a menos que el presidente de la república ordene que se rodee de vallas y de miembros del Estado Mayor Presidencial. ¿Con qué objeto? Como no sea una provocación, no se concibe la necesidad de utilizar soldados y preparar golpeadores para que no se haga una manifestación de ideas en tal sitio.

Los manifestantes del PRD, que eran, por cierto, diputados electos por la voluntad popular y por tanto representantes de miles de votantes, intentaron hacer efectivo su derecho a manifestarse en la vía pública, y este derecho les fue negado no sólo por los elementos del EMP, sino por algunos de los pobladores, debidamente azuzados por personajes como la presunta ahijada de Vicente Fox, Mercedes Ángel Pacheco a la que se puede ver en esta foto de La Jornada al momento de atacar al diputado local Carlos Scheffer.


¿Los manifestantes del PRD "se salieron de control"?

Es decir, que lo realmente ocurrido "la víspera" fue que, en el pueblo de San Cristóbal, en Guanajuato, lejos del rancho del presidente, unos diputados perredistas llegaron a la plaza pública para ejercitar su derecho constitucional a la manifestación y fueron agredidos por un EMP y un grupo de golpeadores de la localidad absolutamente descontrolados y de impunidad garantizada.

El párrafo citado es sólo un ejemplo. En los últimos días, la pasión gubernamental por alterar la realidad únicamente con palabras, característica esencial del sexenio foxista, se ha desbordado por los caminos de una fantasía peligrosa.

Sobre la manifestación reprimida en San Cristóbal, se ha llegado a decir que se buscaba "presionar" indebidamente a "la familia del presidente". Alucinación absurda, pero quizás reveladora del ánimo de estado de sitio que empieza a permear los estamentos de un gobierno que ha perdido la brújula.

Las declaraciones de la Segob vía Notimex son, en México, para consumo de los convencidos, de los panistas irredentos para quienes Vicente Fox todo lo ha hecho magníficamente, de los sectores controlados por la iglesia, de los grupos de ultraderecha que ven en la modesta y controlada tendencia a la izquierda de López Obrador (e incluso de todo el PRD), la amenaza de un Castro, un Lenin, un Chávez, todo en el mismo frasquito.

Es decir, la propaganda gubernamental dentro del país carece de sentido, no convence a nadie que no esté previamente convencido y no hace sino sembrar aún más dudas sobre el gobierno foxista.

Sus verdaderos destinatarios, sin embargo, están en el exterior. La opinión pública internacional le causa más miedo a Vicente Fox, a su gobierno y a los dos partidos a los que sirve, el PRI y el PAN, que un millón de mexicanos dotados con las armas de la legalidad, el civismo y la voluntad soberana.

Traducidos a numerosos idiomas, los despachos de Notimex, que ahora es claro que nunca superó la calidad de departamento de propaganda del Señor Presidente, buscan presentar al adversario (es decir, a quienes se oponen legítima y democráticamente a las decisiones autoritarias de la presidencia imperial) bajo la peor luz posible.

Nada distinto de lo que repetían casi todos los periódicos en 1968 sobre los estudiantes que reclamaban, como ahora, que la ley se cumpliera y que acabara el autoritarismo todopoderoso de un presidente que no se somete a ley alguna.

Nada distinto de lo que se ha dicho de los opositores al régimen en el pasado: comunistas, violentos, ateos, pagados por dineros extranjeros, descontrolados, subversivos, enemigos del orden público, vociferantes, portadores de ideologías exóticas (descubrimiento conceptual soberbio de la mezquindad diazordacista), "emisarios del pasado" (la frase es de López Portillo), traidores a la patria (acusación salinista contra los opositores al TLCAN en los términos en que lo firmó)...

Adjetivos que buscan agitación, rechazo visceral, intuiciones fáciles... adjetivos que no tienen nada que ver con el sano y honrado debate republicano.

La verdad oficial no es una verdad de conceptos, pues, sino de subjetividades que busca comercializar a nivel mundial para ocultar su ineptitud, su autoritarismo y, sobre todo, su decisión de violentar la voluntad popular por medio de un fraude electoral abierto, descarado y peligrosísimo para la nación, allegándose en el exterior el apoyo del que carece en el país.

Sólo queda esperar que los mexicanos consigan que los medios internacionales, que las instituciones y organismos internacionales, que la opinión pública del mundo, vean lo que realmente significa la "verdad oficial", y que no es sino la eterna "mentira oficial" con la que hemos vivido la inmensa mayoría de los mexicanos todas nuestras vidas.

Es quizá hora de que se escuche la verdad no oficial, la verdad de los mexicanos.

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