Friday, December 01, 2006

La Interrogante Mexicana

NOTA: Nuevamente, la prensa internacional toma multitudinariamente partido en favor del oficialismo en México, en un embate donde incluso algunos medios ideológicamente enfrentados en sus propios países, coinciden en una utilización del lenguaje alarmante, donde el PRD es "de izquierda" pero el PAN resulta inocentemente "conservador", nunca de derecha, y donde los muchos mexicanos que siguen deseando democracia y procesos electorales confiables quedan reducidos a comparsas sin inteligencia de un Andrés Manuel López Obrador sobre quien se vierten calumnias cada vez más imaginativas.

Nuevamente, el diario español El Correo con sede en Bilbao, donde me ocupo de una página semanal sobre ciencia, honra su compromiso periodístico abriendosus páginas a una visión discordante.


Publicado en El Correo el 1º de diciembre de 2006

LA INTERROGANTE MEXICANA
Mauricio-José Schwarz
Escritor y periodista

La comunidad internacional asistirá este 1º de diciembre a una extraña, tensa y, en muchos sentidos, peligrosa transmisión de poderes en México.

La llegada de Vicente Fox al poder hace hoy seis años animó enormes esperanzas, no sólo porque haber desbancado del poder al eternizado, corrupto, autoritario y con frecuencia defraudador PRI (Partido Revolucionario Institucional) sino por las numerosas promesas de una larga campaña en la cual logró desmarcarse de la imagen de derecha aristocrática, rancia y de sacristía que tiene su propio organismo político, el PAN (Partido Acción Nacional).

Pero ninguna promesa de Vicente Fox cristalizó. Su compromiso de llevar a los tribunales a anteriores gobernantes que amasaron fortunas orientales a la sombra del poder se hizo humo: ni un solo priísta fue siquiera acusado de malversación de fondos. Para asombro de muchos, además, numerosos militantes del PRI se reciclaron en el gobierno de Fox, ocupando ministerios tan delicados como el de Hacienda. El crecimiento del 7% anual, oferta de por sí inalcanzable, fue en realidad del 2% anual entre 2000 y 2005, sólo de la mitad del conseguido por América Latina en ese lapso.

También fueron papel mojado las promesas de resolución del conflicto en Chiapas, de mejoría de la seguridad ciudadana, de impulsar el desarrollo social, de reforma fiscal, de reforma del estado, de negociación de un convenio migratorio con Estados Unidos, de reapertura del caso del rescate bancario que costará a los mexicanos más de 120 mil millones de dólares, de lucha contra una pobreza que ya agobia al 60% de la población, de combate al narcotráfico. En varios aspectos, como el elevadísimo costo del dinero y el muro fronterizo, el resultado del sexenio fue el opuesto al prometido. En la percepción popular, el "gobierno del cambio" no lo fue. El parecido de la gestión de Fox con las anteriores del PRI adquirió tintes de gran guiñol con las frecuentes declaraciones triunfalistas y la descripción de un país que el ingenio popular bautizó como "Foxilandia" o "El país de las maravillas".

En este contexto, no era difícil prever las consecuencias del proceso electoral, manejado de manera desaseada desde antes de empezar, con el esperpético intento de desafuero del muy popular Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, para excluirlo de la contienda. A ello seguiría una campaña electoral plagada de irregularidades, con un amigo cercano del candidato Calderón al frente de un Instituto Federal Electoral del que se había excluido al izquierdista PRD (Partido de la Revolución Democrática) que postulaba a López Obrador. Sobre los extraños e inesperados resultados de esa jornada electoral sigue pendiente la sombra de la duda pese al dictamen final del Tribunal Electoral, cuyos argumentos para rechazar el recuento de votos resultaron poco convincentes para grandes sectores.

Como culminación de este proceso, el conflicto en Oaxaca que sigue, donde el gobierno privilegia la represión por parte de la fuerza pública y de grupos violentos "extraoficiales" por encima de la negociación política, es para muchos prueba de que las prácticas del poder del PAN son similares a las del PRI, y así seguirán en el sexenio de Calderón, del que poco se espera.

Ciertamente López Obrador ha cortejado el desastre con algunas posiciones, pero ha contado con el respaldo de un importante porcentaje de la ciudadanía, difícil de calcular en un país donde, todavía, se sospecha que cada encuestador es agente de la seguridad del estado. Pero también es cierto que Felipe Calderón ha sido una rara ausencia desde la proclamación de su triunfo. Satisfecho con vencer, no parece interesado en convencer, en construir consensos, en mostrar liderazgo, en obtener el apoyo popular más allá de las urnas. Por el contrario, en la formación de su gabinete ha seguido los pasos de Fox, incluyendo en él a distinguidos miembros del PRI, al menos a un miembro del consejo de administración de una empresa estadounidense y poniendo al frente de las tareas de la seguridad interior, en la Secretaría de Gobernación a un militante de su partido que tiene abiertos diversos expedientes ante organismos nacionales e internacionales por violaciones a los derechos humanos en el desempeño de sus anteriores puestos.

La oposición a Felipe Calderón no implica directamente el apoyo irrestricto a todas las posiciones de Andrés Manuel López Obrador, sino que se inscribe en un entramado mucho más complejo, impermeable a la intensa campaña nacional e internacional destinada a desprestigiar y ridiculizar a López Obrador y a quienes persisten en la duda sobre la legitimidad de Felipe Calderón.

Al momento de escribir estas líneas, después de un enfrentamiento a golpes y empujones sin precedente en México, los diputados del PAN y del PRD mantienen la tribuna del Congreso tomada, los primeros intentando garantizar que la ceremonia de investidura se lleve a cabo según lo dispone la Constitución, en el recinto del Congreso, y los segudos intentando evitar lo que consideran una usurpación. El viejo PRI, dinosaurio experimentado, parece acechar para sacar partido del conflicto.

Dividido el país como dividido está el Congreso donde los representantes populares viven, duermen y comen desde el día 29, las más graves son las dudas respecto a la capacidad de Felipe Calderón de hacerse con el poder, garantizar la gobernabilidad del país y cerrar heridas que no sanarán con declaraciones ni campañas de propaganda, sino con una actitud política que legitimara plenamente su mandato.

Tuesday, October 31, 2006

El negro final

Vicente Fox se despide presidiendo sobre un acto represivo que marca, en muchas formas, el rumbo futuro de México.

No es que el gobierno de Fox se haya cerrado a la negociación para resolver un conflicto desatado por la represión que Ulises Ruiz lanzó contra los profesores el 14 de junio, es que Fox y sus partidos, el PRI y el PAN, decidieron apoyar al gobernador en contra de un creciente movimiento social disparado por la indignación ante la brutalidad gubernamental pero que se alimenta de todos los agravios que ha sufrido Oaxaca a manos de sucesivos gobiernos.

Una vez tomada la decisión de no desaparecer los poderes en Oaxaca pese a cumplirse de manera amplia los presupuestos constitucionales que justifican tal medida por parte del legislativo federal, la cuestión no era si se iba a reprimir, sino cuándo y con cuántos muertos.

De nuevo, Fox, este nuevo Díaz Ordaz que pasó seis años en la inexistencia política sólo para hacerse presente mediante unas elecciones plagadas de irregularidades y mediante la brutal represión contra una ciudadanía legítimamente indignada, apuesta por el silencio de los medios de comunicación internacionales.

Día a día, desde el extranjero, quienes siguen los acontecimientos en México experimentan un asombro incesante. Los diarios mexicanos hablan de uno, de dos, de tres muertos; de ataques de grupos al parecer pagados, de secuestros, de ingobernabilidad en Oaxaca. Las fuentes de información variadas de las que se dispone pintan un panorama profundamente alarmante de descomposición política y social durante cuatro meses de inacción, desidia y negligencia gubernamentales que llevan al luto en hogares cuyo principal delito es no pertenecer a los grupos dominantes y no aceptar su condición de ciudadanos de tercera. Y los diarios europeos y estadounidenses, que sin duda reciben los despachos de agencia sobre la situación, sobre la muerte, sobre la profunda estupidez e insensibilidad que han sido el sello del lamentable paso de Fox por el poder presidencial, y los omiten.

No son noticia. México no es noticia. Apostó a ello Díaz Ordaz en el 68. Apostó a ello Echeverría en la guerra sucia que aún se ignora en los medios internacionales. Apostaron a ello De la Madrid con el fraude electoral del 88, y Salinas al asesinar a 600 perredistas, y el patético Zedillo al hundir económicamente a México, y Fox al decidir hacer una elección de estado.

No es difícil imaginarse a Fox rodeado de sus asesores, y a algún egresado de Harvard explicándole que si reprime a la APPO (organización que sólo existe debido a la represión de Ulises Ruiz) nadie se inmutará, que la impunidad le espera para recibirlo con un abrazo, que los mexicanos mueren rodeados del silencio cómplice de los que son socios de negocios en México, incluidos los medios de comunicación.

Es pronto para saber si Fox ha abierto otra caja de Pandora en este país cuajado de cajas de Pandora cuidadosamente fabricadas por un poder al servicio de muy pocos. Mientras escribo esto, los mexicanos indignados de Oaxaca siguen batiéndose en escaramuzas contra los mexicanos a sueldo de la PFP (muchos de ellos militares). El riesgo, sin embargo, existe, sobre todo por cuanto que en el alto mundo del poder, en esa atmósfera rala que provoca tantas alucinaciones por vértigo y falta de oxígeno, no parece haberse percibido todavía la amplia gama de motivos de indignación que plagan a los mexicanos.

Fox se va demostrando, por si alguien todavía lo dudaba, que no es sino un priísta más, que le importan muy poco los mexicanos a los que engañó hace seis años, que vivos o muertos son una molestia menor, y que desprecia profunda y rancheramente la grave situación social, económica, sanitaria, laboral y educativa de más de 100 millones de mexicanos.

El cuando menos ilegítimo Felipe Calderón deberá tomar este legado y construir sobre él un poder más cínico, más fuerte, más represor y con un PRI y un PAN más omnímodos, que impidan que ningún representante de la ciudadanía acceda jamás al poder en México.

La democracia está bien en los discursos. En la vida real, el tolete, el fraude y el engaño son la forma de gobierno que sigue imperando en México, como en tiempos de Don Porfirio.

Thursday, September 07, 2006

El silencio de la prensa internacional

En los últimos días, he podido atestiguar cómo en España los medios de comunicación se han ocupado de repetir puntualmente, y sin ningún espíritu crítico ni matiz, la línea oficial: el problema de la elección no es el presunto fraude, la negativa oficial a limpiar el proceso con un recuento, el enojo de muchos que, incluso sin ser partidarios de AMLO, consideran violentada la voluntad popular.

Los más diversos diarios han coincidido en escritos, editoriales y piezas de opinión que parecen escritos, todos, por algún personero profesional de la derecha o por uno de los recién estrenados voceros oficiosos del nuevo partido hegemónico.

En la prensa española, sólo El Correo abrió un espacio a una opinión a contracorriente de todo lo dicho por todos los demás medios, tanto los de derecha como los que se venden como voceros de la izquierda o el progresismo. Me lo abrió a mí, publicando en su página de opinión el miércoles 6 de septiembre el artículo que a continuación reproduzco, y del que sólo deseo señalar precisamente que está escrito para un público muy concreto, el español, y en el contexto de una desinformación general sobre México y especialmente sobre las elecciones que sólo sirve a intereses económicos que no representan ni a los españoles ni a los mexicanos. Éste es el artículo.

*********************************

MÉXICO: EL ACERTIJO SE COMPLICA
Mauricio-José Schwarz
(Publicado en el diario español El Correo el 6 de septiembre de 2006)

La decisión del tribunal electoral mexicano que valida la elección presidencial del 2 de julio y proclama a Felipe Calderón como presidente electo para tomar posesión del cargo el 1º de diciembre, profundiza una crisis en la que están implicados muchísimos ciudadanos además del candidato de centroizquierda Andrés Manuel López Obrador. Una crisis política evitable se sigue convirtiendo así en un drama cada vez más peligroso.

El acertijo de la elección mexicana ha pasado por legisladores de la oposición golpeados y vejados por la policía violentando su fuero constitucional, por cuadros de pintores de la oposición rajados a navajazos por grupos de choque, por documentación amplia, avalada por los observadores europeos, sobre la razonable presunción de un fraude electoral, por un poder legislativo cercado por el ejército y la policía federales en un país con total división de poderes, por denuncias de grupos paramilitares de ultraderecha entrenando en áreas apartadas. Su prólogo fue una campaña electoral de una suciedad reconocida por los analistas casi sin distingos.

Estos y otros muchos elementos a veces no debidamente difundidos son clave en la ecuación del conflicto electoral mexicano, pues han generado un clima de enfrentamiento inédito en México desde el movimiento estudiantil-popular de 1968 que desembocó en una masacre, y que ni siquiera se alcanzó con el fraude que en 1988 despojó a Cuauhtémoc Cárdenas. Son hechos que han movido a la acción a millones de personas pero que se ven opacados por acusaciones contra López Obrador que ningún analista serio puede tomar como factor esencial de esta crisis política, que evoca los momentos más confusos del siglo XIX, cuando México todavía no se consolidaba como nación.

El fraude no puede descartarse aún. La lectura de los dictámenes que dio a conocer el tribunal electoral, basados en una interpretación semántica que halló diferencias de fondo entre "voto" y "boleta electoral", ha confirmado a ojos de muchos la idea de que el PAN ha superado a su hoy aliado, el PRI, en la confección de resultados electorales al gusto del señor presidente.

La evitación política del conflicto, pasaba, según la ley y la razón, por el recuento de los votos, a la vista de las irregularidades detectadas tanto en las casillas (colegios) y distritos electorales como en el comportamiento estadísticamente inconcebible de los recuentos, según personajes intachables como el Dr. Luis Mochán, físico e investigador multipremiado cuyo análisis del comportamiento de los recuentos oficiales ha sido clave para convencer a quienes desconfían de las afirmaciones movidas por la ideología. La negativa rotunda a tal recuento por parte del presidente Fox, haciéndose eco del rechazo de Felipe Calderón a la medida, ha sido vista por muchos como una convalidación de las sospechas más oscuras.

Que López Obrador sea necio a ojos de sus enemigos es irrelevante, máxime si por las mismas razones sus partidarios lo perciben como decidido y comprometido. Lo relevante es saber si el presidente Vicente Fox ha actuado o no según la ley, y si el resultado electoral nace de la voluntad del electorado o de una orden presidencial. Ante la duda, resulta difícil pedir a los mexicanos una "conformidad" abnegada para seis años de una presidencia percibida como ilegítima desde su origen.

Este conflicto no se puede descontextualizar de la crisis que se ha profundizado en México en las últimas décadas: la multiplicación de la pobreza y de la miseria extrema, el enriquecimiento escandaloso de un grupo cercano a los presidentes (cuando no de los propios exmandatarios), la caída del empleo, la debacle de la agricultura, la desaparición virtual de los servicios de salud pública, el declive de la educación que imparte el estado, los conflictos gremiales vigentes de mineros y profesores escolares, la migración ilegal como única opción, la presencia de grupos armados en el campo y la ya veintenaria colusión del PAN con el PRI en temas como el rescate bancario que hizo al país deudor de casi 125 mil millones de dólares ante los banqueros o la conservación de priístas distinguidos en los puestos clave de la economía.

Con todos estos elementos, el problema electoral no se puede reducir a un asunto de procedimientos y de sutilezas maquiavélicas, mucho menos a una cuestión regida por la personalidad real o supuesta de un solo individuo. La respuesta de millones a los llamamientos de López Obrador es una expresión clara de los problemas de fondo cuya solución es para muchos impostergable. Es por ello que el mayor peligro en los días siguientes no es que López Obrador se radicalice, ni que tenga realmente los delirios mesiánicos que se le atribuyen con ligereza, sino que sus propios seguidores lo rebasen por la izquierda si sienten que el excandidato no está dispuesto a avanzar por el camino que ellos consideran urgente. Para ellos, sus votantes, la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia se veía como una oportunidad de revertir en alguna medida ciertas tendencias de un país cuya paradoja es tener una sólida macroeconomía y una microeconomía a niveles de desastre humanitario. Lo que se juega, a ojos de los más desfavorecidos, es asunto de supervivencia, no de sutilezas políticas.

Incluso durante los momentos más oscuros del autoritarismo priísta, tiempos de presos de conciencia, asesinatos y tortura indiscriminada, tiempos de candidato único (apoyado por el PRI y el PAN en el caso de José López Portillo), la percepción internacional celebraba la "democracia" mexicana. Cuando tal idea se hizo insostenible, se anunció que la verdadera democracia en México había nacido con la elección de Vicente Fox en 2000. Hoy, después de un desgaste de seis años en el que mucho colaboró el propio presidente al incumplir sus abundantes promesas, la nueva verdad es que ahora sí, al fin, se puede inaugurar solemnemente la democracia en México.

Pero la democracia es un hecho social que trasciende con mucho a las jornadas electorales. Por ello es fundamental evitar el simplismo que borra matices en pro del convencimiento, el psicoanálisis como coartada o el endiosamiento y la demonización fáciles. La situación que enfrenta México como nación merece la solidaridad más amplia con la ciudadanía cuyo bienestar y viabilidad, así como su voluntad política, deberían ser el motivo central del debate, y sólo después, como consecuencia, la solidaridad con el candidato que más votos haya obtenido legítimamente, asunto que desafortunadamente aún no parece claro.

Tuesday, September 05, 2006

La consumación...

Se ha consumado algo... según muchos lo que se ha consumado es un fraude de proporciones colosales... según otros, un simple despojo más... en todo caso, el Tribunal Electoral del Poder Judicial ha declarado a Felipe Calderón Hinojosa presidente electo de México.

Lo que se ha consumado así es la misión que distintos grupos se impusieron desde hace tres años: impedir "a como diera lugar" que Andrés Manuel López Obrador se convirtiera en presidente de México.

Y lo impidieron... a como dio lugar.

Ninguna ley, ninguna lógica, ninguna decencia, ninguna normalidad democrática sirvió para detener al grupo reunido alrededor de ese objetivo esencial. Todo, absolutamente todo se valió, y nadie, absolutamente nadie pagará por ello... ni siquiera el títere de Diego Fernández, Carlos Ahumada, que difícilmente pasará muchos meses más en la cárcel y al que es de esperarse que se le retribuyan con munificencia los servicios prestados.

No se trataba de que AMLO no ganara las elecciones, se trataba de que no fuera presidente de México, por mucho que lo quisieran los mexicanos, en particular esos "indios" para los cuales el odio de la derecha panista guarda un rencor especial.

Si hubo o no fraude, lo sabremos dentro de muchos años. En un plazo razonable, nuevamente, como en 1991, el PRI y el PAN quemarán las boletas electorales y el cuerpo del presunto delito desaparecerá para júbilo de quienes hicieron posible este triunfo, o esto que se ha dictaminado que es un triunfo.

Los mexicanos que no sabemos si hubo fraude, aunque algunos lo sospechemos con ciertos fundamentos, quedaremos de nuevo en la ignorancia... ¿cuál fue la voluntad popular? ¿Acaso realmente la campaña propagandística ilegal consiguió un truinfo para Calderón? No lo sabemos, tampoco.

A todas luces, a partir del 1º de diciembre tendremos un presidente bajo la sombra de la duda, como lo fue su hoy aliado Carlos Salinas de Gortari. Y eso no es sano para ningún pueblo. El recuento de los votos era una solución sencilla, legal, razonable y democrática, pero el oficialismo panista hizo todo lo posible por impedirlo, y triunfó. La sumisión del poder judicial al presidencialismo, intacta desde siempre, hizo acto de presencia.

Evidentemente es un día de júbilo para quienes consumaron su misión a como dió lugar... pero no lo es para los que votaron por AMLO, y ni siquiera lo es para los panistas que habrían deseado que el triunfo de su candidato fuera inobjetable como lo fue el de Fox.

Y todo ello sin entrar siquiera a valorar, que ya habrá tiempo, los peligros que puede llegar a representar para el país la época que se iniciará el 1º de diciembre, considerando la ideología del presidente electo y de quienes lo hicieron presidente electo... a como dio lugar.

Wednesday, July 19, 2006

Voto por voto...

... y casilla por casilla. No hay más.

La denigración de quienes piden claridad, los ataques a López Obrador, los acuerdos en lo oscuro buscan evitarlo...

... pero es lo único que puede garantizar el futuro: voto por voto y casilla por casilla.

Wednesday, June 28, 2006

La miseria de Enrique Krauze

Enrique Krauze se ha distinguido en México por ser el historiador que recoge la tradición de Lucas Alamán por cuanto a ser capaz de mentir sin ningún freno para servir a sus interereses ideológicos, aliarse a la más basta reacción y callar ante cualquier atrocidad (incluidos asesinatos).

Su visión ñoña, metodológicamente desaseada y claramente propagandística ha permeado toda su obra, desde la supuestamente histórica (con sus biografías dedicadas a denigrar a los revolucionarios mexicanos de 1910) hasta sus ensayos promotores del neoliberalismo y la sumisión a los Estados Unidos.

Pero hoy, 28 de junio de 2006, a cuatro días de las elecciones en México, Enrique Krauze ha decidido lanzarse a profundidades de inmoralidad, irresponsabilidad y miseria humana que nunca antes había alcanzado.

En un artículo escrito en el The New York Times, Krauze advierte que lo peor que le puede ocurrir a la democracia en México sería un triunfo de Andrés Manuel López Obrador.

Sus argumentos son que Andrés Manuel López Obrador
- se cree Jesucristo.
- pretende restaurar el sistema priísta
- busca reelegirse para siempre
- pretende ser monarca de México

A cambio, ofrece a Felipe Calderón como un abogado educado en Harvard, que busca la "competitividad" de México, cosas que nada tiene que ver con sus críticas a López Obrador, falacia llamada non sequitur en la cual la propaganda sustituye al razonamiento.

Para sus ataques contra López Obrador (y sus insultos contra quienes por él votarán) se basa en nada más que su furia personal, los odios reconcomiados que lo han motivado siempre. No ofrece un dato, un hecho de gobierno de AMLO en el Distrito Federal, una acción concreta, una declaración que puedan sustentar sus delirantes afirmaciones.

Pero lo más evidente es que, en este momento, Enrique Krauze no puede influir ya en las elecciones en México, y menos con un artículo en The New York Times.

Entonces, lo más alarmante no es la opinión de Krauze, ni el hecho de que la lance sin sustentarla en nada, sino lo que pretende conseguir con este artículo allí y ahora.

Y lo que pretende Krauze es, sencillamente, promover el miedo contra López Obrador en Estados Unidos y dinamitar por anticipado cualquier posibilidad de entendimiento entre una hipotética presidencia del perredista y el gobierno de los Estados Unidos.

La furia de su ataque tiene como única explicación, precisamente, que carece de bases, y que por ello mismo él y sus cófrades ideológicos de la ultraderecha yunquista no se pueden dar el lujo de permitir que el candidato del PRD demuestre que no es un demonio, un chavista, un comunista clásico, un Stalin o cosa similar.

La demonización de AMLO ha sido la esencia de la campaña del PAN y de sus corifeos en México (y Krauze hace tiempo dejó de servir al PRI, cuando dejó de recibir la publicidad que le llovía a mares a la revista Vuelta, para volverse un animador del sector más cavernario del PAN). Pero el fracaso que vislumbran les deja la única opción de demonizarlo en Estados Unidos esperando... ¿qué?

La única respuesta es que pretenden que México quede aislado durante seis años para que el agravamiento de los problemas mantenidos por el pripanismo permita una vuelta triunfal al cabo de seis años. Otra respuesta sería que pretenden la intervención armada de los Estados Unidos, pero tal opción es poco probable en estos momentos y en esta etapa histórica.

Resulta así que para Enrique Krauze la viabilidad de la nación es únicamente una moneda de cambio para la promoción de sus ideas. Dicho de otro modo, este experto en la prostitución de la historia no ve problema en poner en riesgo el futuro, la alimentación, la viabilidad económica, la soberanía, la educación, el empleo y la vida de los mexicanos si ello sirve a sus ideas. Y la pieza de propaganda que ha publicado en el diario estadounidense, que firmaría con orgullo Joseph Goebbels, es simplemente otra muestra de la falta de límites éticos de ciertos sectores cuyo tufo fascista es cada vez más notorio.

Friday, June 09, 2006

Los valores familiares de Calderón

Escándalo tras escándalo de corrupción real y por grandes cantidades de dinero persiguen a Felipe Calderón, que se vende como el candidato de las "manos limpias" como podría venderse en calidad de campeón mundial de motociclismo, porque en su esquema de marketing la mentira es una herramienta, no un tema de debate ético.

En menos de seis años, el panismo reconvertido en porfiriato renacido ha demostrado que su capacidad de corrupción y de uso patrimonialista del poder nada tiene que envidiarle al alemanismo y a su fase superior y desmelenada, el salinismo. La visión de que el poder político presidencial equivale a la propiedad del país y las complicidades familiares han alcanzado cotas que, sin duda, envidiarían muchos priístas de largos años. Los Bribiesca y los Zavala son, sin duda alguna, sólo la punta del iceberg, bajo la cual flota la "corrupción morralla" al estilo de Luis Pazos, aquél fascista de libro de texto que daba conferencias sobre honestidad gubernamental a las empresas del Grupo Monterrey hace tres décadas.

Evidentemente, la corrupción no es el peor problema de Felipe Calderón. Mucho más grave es su afiliación a un grupo fascista como El Yunque, su sumisión a las ocurrencias de Diego Fernández de Ceballos, su incapacidad legislativa y su labor como defensor del Fobaproa que mantiene hipotecado al país y lo mantendrá durante décadas aún, en su calidad de cómplice jubiloso de Ernesto Zedillo Ponce de León, el Santa Anna del Pedregal de San Ángel.

Pero fueron Felipe Calderón y sus asesores de mercadotecnia, imagen y publicidad, los que eligieron usar la "limpieza" del candidato panista como eje de su campaña, al parecer bajo la ilusión de que si el candidato es inepto, fascista, con un historial legislativo lamentable, carece de proyecto nacional más allá de la venta de Pemex y la CFE, detesta la educación pública, le repele la salud pública y considera que el comercialismo es el único valor humano, todo ello palidece junto al hecho de que no es ladrón.

Pero ahora, todo ello simplemente se ve resaltado por el hecho de que, además de corrupto, el candidato panista es al menos tan mentiroso como su oponente (es un decir) del PRI, Roberto Madrazo Pintado.

El panorama se aclara para los electores, sin duda alguna.

Sunday, May 28, 2006

La ultraderecha sin máscaras

El complejo viraje del PRI hacia la ultraderecha económica conservando un discurso social que nunca hizo efectivo en realidad salvo durante la breve etapa cardenista, incluyó entre sus personajes más siniestros a varios servidores del jefe de la banda neoliberal antimexicana, Carlos Salinas de Gortari. (Y entiéndase lo de "antimexicano" sin chauvinismos, se trata de personajes que sienten que México sería maravilloso si tan sólo dejara de ser México y se convirtiera en apéndice de los Estados Unidos.)

Uno de ellos era Luis Téllez Kuenzler, "El Osito", el más destacado de los "niños sabios" del salinismo a quienes Salinas les dio el país para sus experimentos económicos, todos desastrosos, como sabemos. En premio, Téllez fue nombrado jefe de la oficina de la presidencia de Ernesto "Pocacosa" Zedillo, después fue su secretario de energía y luego procedió a consolidar su fortuna personal en innumerables empresas de las que sería consejero, accionista, copropietario o funcionario, y así es director de Grupo Desc, consejero del Grupo México (sí, los responsables de detonar el conflicto minero, y que pese al nombre son una subsidiaria de la minera estadounidense ASARCO) y consejero propietario de Fomento Económico Mexicano (FEMSA), además de codirector de The Carlyle Group, megacorporativo que entre otras cosas es proveedor de armamento para el gobierno estadounidense y que lo anuncia como "activista político liberal" (es decir, neoliberal, referido únicamente a lo económico).

(Como anécdota menor, uno de los cómplices de Luis Téllez era Luis Rubio, "El Kabubi", otro millonario que ha aprovechado bien su paso por el "servicio" público y cuya máxima aportación a la política mexicana fue proponer el abandono del peso para adoptar el dólar como moneda nacional, para lo cual luchó denodadamente. Actualmente preside el CIDAC y pretende fingir cierto interés por el país cuya soberania monetaria quiso demoler.)

Otro de estos ultras del salinismo (y su etapa patética, el zedillismo) era Jesús Reyes Heroles Garza, también secretario de energía del mínimo Zedillo (antes de Téllez) y también supermillonario, entre otras cosas consejero propietario de Wal-Mart y de Banamex-Citigroup.

Tanto Téllez como Reyes Heroles tenían la misión de vender Pemex y la CFE. Ambos fracasaron en su momento, pero no cejan en su sueño de convertir a México en un país sin soberanía económica.

Éstos son dos de los personajes que, habiendo hallado imposible establecer su proyecto en el entorno de corrupción del PRI pese a haber sido parte de los gobiernos que establecieron el amasiato con el PAN y su ideario, ahora se decantan por la corrupción panista, apoyan a Felipe Calderón y son invitados al PAN "con los brazos abiertos".

Esto no resulta extraño en sí. Sólo es destacable la forma en que durante muchísimos años estos personajes (y muchos otros, incluidos Salinas y Zedillo) han fingido lo que no son, han hablado como no piensan y han mentido sin cesar para conseguir sus objetivos de fortuna personal y sus proyectos ideológicos. Tan sólo Téllez acumula a sus millonarias espaldas 26 años de bien retribuida militancia priísta.

Una búsqueda en Internet nos lleva a numerosos discursos, en particular de Luis Téllez, en los que se llena la boca hablando de la soberanía económica de México y las ventajas de la propiedad social de Pemex y la CFE al tiempo que luchaba por su privatización. Si las arcadas lo dejan, léalo.

Es la mentira, la simulación, el engaño que han llevado a México a la ruina más absoluta y que ahora pretenden, como no podría ser distinto, perpetuarse en el poder arrimándose al Felipe Calderón, el adalid del Fobaproa, precisamente cuando ciertas encuestas (bastante poco confiables, por sus fechas de realización y sus metodologías) indican que tal cavernario del catolicismo fundamentalista y del servilismo al poder financiero, podría ser presidente de la nación.

Como otros cómplices suyos, señaladamente Guillermo Ortiz y el secretario de hacienda Francisco Gil, su interés es el poder, convertido en ganancias para su bolsillo y promoción de una ideología según la cual no hay más valor que el de mercado y un gobierno, ese contrato establecido por las sociedades, tiene como única obligación garantizar que los empresarios compitan libremente por todo y que los pobres que no pueden competir mantengan incólume el derecho a morir de hambre, enfermedades prevenibles y disparos de la migra sin protestar demasiado, acaso auxiliados ocasionalmente y si hay cámaras cerca por un asistencialismo caritativo del gran poder financiero.

Lo más curioso, lo que nunca hay que olvidar, es que el sueño de estos panistas de siempre, enmascarados durante tantos años, es la demolición en México de todos los elementos que aplauden en su segunda patria, Estados Unidos.

¿Subsidios al campo? Abundantísimos en Estados Unidos y motivo principal de la competitividad de sus productos agrícolas en el mercado internacional, pero eliminados en México por los "activistas neoliberales" del salinismo en sus tres fases (el rencor de Salinas, la ineptitud de Zedillo, la desidia de Fox). ¿Medicina socializada? Esencial en Estados Unidos aunque bajo asedio, esencialmente destrozada en México. ¿Educación pública? Una de las bases de la fuerza tecnológica de Estados Unidos, desmontada en México hasta hacerla irrelevante. ¿Un estado de derecho sólido? Notable en Estados Unidos pese a sus muchos problemas cuando se compara con la sucesión de impunidades priístas y, ahora, panistas, con las masacres sin culpables, de Tlatelolco a Aguas Blancas a Atenco.

La doble moral de estos personajes, como la del panismo en general, y su claro conflicto de intereses entre la defensa del patrimonio personal y los derechos de los mexicanos, la ley y la democracia, es otro elemento para considerar el voto en las elecciones del 2 de julio... sin contar con que es un motivo adicional para sentir un profundo asco por el tipo de sujetos que ocupan los lugares de liderazgo que en el país deberían estar a cargo de personas que, por lo menos, sintieran algún aprecio por los 110 millones de mexicanos que dentro y fuera del país son víctimas del avance indetenido del autoritarismo depredador.

Monday, May 22, 2006

La función ha terminado

Con la puesta en libertad de los inculpados por la desaparición y más que probable asesinato de muchos mexicanos (algunos guerrilleros, otros simplemente sospechosos, que es bastante para morirse aquí, ya lo sabe usted) en los 70, y cerca de la disolución de la fiscalía inútil, costosa y fraudulenta que creó Vicente Fox como parte de su tarea de engañar a la opinión pública (única tarea en la que se ha empeñado durante los últimos cinco años, cinco meses y veintidós días), termina la función de la enésima cancelación de impunidades prometida por 77 años de autoritarismo mexicano.

Por supuesto, el beso final de este esperpento astracanado en el que PRI y PAN se enlazan sin pudor alguno no se limita a convalidar, olvidar y legitimar la guerra sucia mexicana sin necesidad siquiera de una ley de "olvido forzado", sino que se avisa que la historia sigue con el caso Atenco, con los mexicanos asesinados en los últimos días en los Estados Unidos ante la mirada ciega y el desinterés imperial de Vicente Fox y con el trabajo de encubrimiento y secuestro de documentos que ha sido la real tarea de la ley y oficinas de "acceso a la información pública" y de "transparencia gubernamental". Millones de documentos han sido apresuradamente convertidos en secreto de estado y se ha garantizado que ningún mexicano que no sea cómplice del autoritarismo tenga acceso a ellos durante años y años.

La justicia prometida para la obtención del "voto útil" fue imposible, pero la injusticia que Fox se comprometió a cancelar históricamente no ha hecho sino reafirmar sus raíces en la cosa pública. La impunidad garantizada de los asesinos y violadores de Atenco es advertencia clara: Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo no han muerto, y los muertos que ellos mataron y los que mató Fox pueden incluirlo a usted si se pone un poco demasiado al brinco.

Y los deudos de los muertos, que somos todos los mexicanos, porque al ser los muertos víctimas sin justicia nuestra propia certeza de vida y seguridad desaparece, porque sabemos bien que de nosotros dispondrá libremente el señor emperador cuando lo decida, sin que nadie nunca lo llame a cuentas, nos quedamos con el luto que es, a estas alturas, lo único que poseen demasiados compatriotas.

El luto por los muertos, por los hombres y las mujeres pero también por las ideas, por los sueños de Morelos y Victoria y Guerrero y Juárez y Villa y Zapata, cuyos enemigos históricos siguen siendo los amos de esta hacienda feudal posmodernizada.

Disfruten de su vejez los torturadores, vivan entre algodones, jubilados, los que hicieron del dolor de otros mexicanos su profesión y las bases de su fortuna y prestigio. Vicente Fox prepara su marcha del brazo de Nazar Haro, y se ríe del engaño mientras prepara el siguiente, con Felipe o con Roberto.

El México de todos sigue en proyecto.

Monday, May 15, 2006

Satanás Condenador Atenco y la conjura diabólica

A todos los amigos, parientes, compadres, votantes, simpatizantes, cómplices, lamepatas y chupapitos de Fox, Madrazo y Calderón, el siguiente obsequio de declaraciones a modo que les pueden servir de bálsamo para las conciencias, caso de que conserven algún resto de las mismas:
Las mujeres detenidas en Satanás Condenador Atenco, con la sevicia propia de los rojos asesinos comeniños, lograron burlar la atenta y amorosa vigilancia de los policías que las detuvieron siguiendo de la manera más escrupulosa posible todos los lineamientos legales y de respeto a los derechos humanos que los gobiernos mexicanos han respetado puntualmente durante los últimos 77 años, y consiguieron coludirse para atacarse sexualmente entre ellas mismas, con objeto de desprestigiar a los nobles, capacitadísimos y psicológicamente equilibrados agentes del orden.

Del mismo modo, y siguiendo una táctica ya utilizada por numerosos judíos que se suicidaban masivamente en los campos de recreo del Tío Adolf, así como de los malditos rojos comecuras que se fusilaban entre sí en la Guerra Civil Española y los profesores ateos mataperritos que se cortaban las orejas y las narices para echarle la culpa a los fieles mártires cristeros, los alborotadores antimexicanos comunistas ateos exóticos traidores detenidos en Satanás Condenador Atenco ocuparon la mayor parte del trayecto desde el punto de su detención legal (con las respectivas órdenes de arresto emitidas por los jueces en los términos de ley) hasta su entrega en el penal, en azotarse contra las paredes y suelos de los vehículos en que se les trasladó, además de que entre ellos mismos se golpearon brutalmente de manera atroz hasta producirse las lesiones de todos conocidas.

Los cinco extranjeros detenidos no mostraron papel alguno que acreditara que no estaban en México como parte de las huestes invasoras de Bin Laden, Chávez, Morales y López Obrador (que, como todo mundo sabe, nació en Leningrado). Al parecer se comieron sus pasaportes y documentos migratorios, y algunos los tiraron por las atarjeas del eficiente drenaje de Satanás Condenador Atenco. Según declaraciones de varios heroicos policías, sin embargo, varios de ellos traían órdenes escritas de Corea del Norte y de Irán, que también se comieron.

Ya bajo custodia en el penal, los miembros de varias conocidas sectas satánicas de los 'derechos humanos', muy probablemente implicadas en el tráfico de órganos y en la producción de 'suff movies' ingresaron violentamente para terminar la labor. En los casos en que los terribles delincuentes multiasesinos, drogadictos y tramposos al jugar volados con los merengueros no habían conseguido herirse, gracias a la intervención oportuna de los valientes policías federales y estatales, los satánicos de los derechos humanos levantaron actas sobre lesiones inexistentes, advirtiendo con cuidado dónde estaban las falsas lesiones para que los deshumanizados caníbales de Atenco y sus compinches se provocaran tales lesiones esa noche, al amparo de la oscuridad.

Todas estas acciones tienen por único objeto desprestigiar a los gobiernos mexicanos que, entregados únicamente al bienestar popular y a la defensa de la nación, están en la mira de las conjuras internacionales de esclavistas de izquierda capitaneados por Fidel Castro, cuyos títeres y servidores incondicionales Chávez, Morales, Bachelet, Vázquez, Kirchner, Zapatero y Prodi albergan un odio especial contra el verdadero benemérito Vicente Fox.

Documentos que obran en poder de las autoridades competentes, obtenidos por el eficientísimo servicio de espionaje internacional mexicano y que han sido declarados confidenciales por la oficina de transparencia gubernamental, demuestran que estos actos estaban claramente definidos en un plan maestro emitido por las fuerzas satánicas internacionales desde que se anunció el aeropuerto. Es más, los nombres de todos los detenidos aparecen en tales documentos, indicando que precisamente en el día de los hechos, tales operativos del delirio enfermizo ideológico se ocuparían de autolesionarse para perjudicar al gobierno y a sus dos nobles candidatos.

La policía mexicana, ampliamente reconocida por su honestidad, rigor en la protección de los derechos de víctimas, acusados y condenados por igual, el gobierno federal y estatal en pleno, saldrán airosos de esta conjura malévola ya que su prestigio e historial de apego al estado de derecho resistirán estas sucias acciones de los esclavos ideológicos del marxismo con machete, cámara de fotos y odio reconcomiado a las instituciones que se ocupan de salvar a los mexicanos de la miseria, la ignorancia, la enfermedad y la desesperanza en las que los han sumido los malditos marxistas durante los últimos cien años, y que sería mucho peor sin la sacrificada vigilancia del PRI y el PAN.

Los que no puedan creerse algo como estas declaraciones, que es finalmente lo que se está ofreciendo a modo de versión oficial, pueden seguir experimentando asco, vergüenza, desesperación e indignación ante el espectáculo lamentable de este regreso al diazordacismo y la bestialidad autoritaria que, finalmente, siempre estuvo allí.

Sunday, March 26, 2006

Allí están

Con "el dolor guiándolos", que diría Georges Moustaki, los mexicanos (y los demás) han salido a la calle.

Lo que piden no es nada extremo, no piden la justa repartición de la riqueza, no piden el fin de la guerra, no piden, sigamos afrancesados "lo imposible" como pedía el Mayo francés hoy en proceso de reedición un tanto descafeinada.

Piden que no los criminalicen porque no cometen delito. Porque trabajan donde los beneficiarios de The Land of Opportunity ya no quieren trabajar. Porque levantan edificios y cosechas, porque sirven y lo hacen sonriendo, porque estudian si pueden, porque llegan a tiempo al trabajo y aprenden inglés a matacaballo para ser parte de ese sueño que se empesadilla con frecuencia.

Son los míos, pues, otra vez en lo suyo, que es tratar de ser a contracorriente de los líderes que los usan, de los gobernantes, de los racistas, de los sindicatos charros, de los políticos corruptísimos, de las fuerzas de una ultraderecha nacionalista que de verdad, de verdad se imagina que su país seguiría funcionando sin problema si ésos se regresaran para allá, al otro lado del Ríou Grandey que cruzan muy impunemente porque al fin se mueren pocos y quizá debieran morirse más a ver si se les quita...

Son los que están allá, aguantando a los miserables en inglés, porque los miserables en español los echaron de aquí, si no a patadas sí quitándoles la tortilla de la boca a sus hijos, sí diciéndoles que en el sorteo del nuevo México de la globalización neoliberal salinizada, zedillificada y foxerizada les ha tocado el maravilloso papel de marginados, muertos de hambre, mano de obra "de reserva" para que no se pongan muy retobados los que tienen chamba, que allá afuera nomás, pasando la puerta, en la calle, hay mil o dos mil pelaos que están dispuestos a hacer tu chamba y por menos lana, así que ni le muevas...

Y todo para descubrir que allá les toca el mismo papel, o uno peor, porque para pertenecer se les exige que dejen de ser lo que son, que se conviertan en otros...

El agente de la migra, o de la Border Patrol más marrano, más chueco, más golpeador y más arrogante que conocí en Estados Unidos tenía apellido en español, que es decir mexicano. Si le hablabas en español, se hacía el que la virgen le hablaba. I don't speak Spanish decía frunciendo el labio superior para que se viera que el asunto lo asqueaba. Entonces nos dábamos vuelo hablando del migra jijoesumadre ése y de los pinches mexicanos que creían que les cambiaba la cultura y lo que mamaron en el pueblo nomás por traer charola de tira gringo... y el agente se ponía rojo y nos miraba con ojos de no los mato porque traen pasaporte, cabrones... Era como Salinas, Zedillo, Fox, la Güera Rodríguez y todos los caciques que usted conoce picados y revueltos en un pico de gallo letal...

Ése era el que más duro perseguía a los pinches mexicanos que se querían colar a hacerle al paracaidista en el American Dream. Me recordó a más de un judicial torturador, a más de un custodio de cárcel sádico y sociópata.

Contra ése, también, van los míos a la calle. Vayan todos, don't stay at home el 10 de abril, raza, go out and say it...

Desde acá, donde me tocó estar, hasta allá, donde les tocó estar, y siendo de todos modos los mismos, abrazo y la voz que se pueda dar.

April 10: make them listen, chingao!

Saturday, March 04, 2006

Día de la familia

Apasionante la lógica que hay detrás del "Día de la familia" instaurado por Vicente Fox, al parecer con objeto de que no se diga que no hizo nada en su sexenio desastroso. Es decir, pueden celebrarla todos los mexicanos que pertenenzcan a una familia, lo cual la hace tremendamente incluyente. No como el día de la madre o el día del niño. Porque, dígame usted, ¿a cuántos mexicanos conoce que hayan nacido en maceta, o que sean producto de la santísima concepción o que se hayan materializado de la nada?

Claro que hay de familias a familias.

No es lo mismo la familia de Martita, que cuenta con todas las defensas posibles, incluyendo, en la portería, al propio presidente Fox que, digamos, las familias de las mujeres masacradas en Ciudad Juárez, a las que sólo defienden unos desharrapados y unos opositores sospechosos de sospechosismo.

No es lo mismo la familia del muchacho al que la migra devolvió a México con un tiro en la espalda (¿vio cómo no se volvió a hablar de la investigación, ni del asesino, ni nada?) o la familia de los mineros chihuahuenses que la Familia Ultraderechista Globalizada (FUG), a la que pertenece el PAN y que puede pagarle el viaje al primo tonto de España, Josemari Aznar, cuyo historial de atrocidades es tal que Zedillo le tiene envidia, para que se presente a violar las leyes mexicanas con la misma sonrisa con la que metió a España a una guerra idiota contra la opinión del 91% de los españoles. Esa familia entiende que la democracia es buena como coartada, pero no hay que tomársela muy en serio.

No es lo mismo ser parte de una familia tzeltal o tzotzil de la selva chiapaneca que ser miembro de la Gran Familia Revolucionaria del PRI, que sigue gozando de impunidad en México en virtud del pacto Zedillo-Fox.

Si su familia vive en Neza York, la visión de la vida (y de la familia) que usted tenga será muy distinta de la visión que tienen aquellas familias cuyas fortunas viven en Nueva York.

Cuando Vicente Fox (sólo quedan 272 días) habla de "los valores de la familia", habla sólo de lo que las corrientes más lamentables, cavernarias e inquisitoriales de la iglesia católica creen que deberían ser tales valores, y siempre entendiendo que hay excepciones (la familia de Martita, la familia revolucionaria, la Familia de la Ultraderecha Globalizada) en las que consideraciones de orden suprema permiten que tales valores no sean otros que el asesinato de personas de color raro, la explitación, el robo, la usura, la corrupción y la irresponsabilidad política cotidiana durante cinco años y pico (sólo quedan 272 días).

¿Qué familias celebrarán y cómo este señalado día, nacido de la profunda sabiduría y de la más profunda y ancha manga del presidente ausente? ¿Qué tal las familias de narcos, que campean por el país sin que nadie pueda o quiera ponerles límites? ¿Y la familia Azcárraga? ¿Y la familia del gober precioso?

Así es, distintas familias tienen distintos valores. Pero ya que todos vamos a celebrar este domingo (algunos sólo celebraremos que sólo quedan 272 días de este despropósito presidencial) sería oportuno preguntarle a Vicente Fox Quesada si en su familia aprendió los valores de la complicidad con las tepocatas y víboras prietas, la exaltación del analfabetismo y el encubrimiento de semiparientes sospechosos, o si eso lo hizo él solo.

Quedan 272 días. Serán largos.

Thursday, January 05, 2006

Un mexicano más, un mexicano menos

Ante el asesinato de Guillermo Martínez Rodríguez por parte de un miembro de la Patrulla Fronteriza estadounidense (la temida Border Patrol envalentonada por el apoyo que tiene de grupos milicianos armados de la ultraderecha estadounidense), una sola consideración, nada más, vale la pena destacar, usarla como motivo de reflexión seria y profunda:

En tres años han perdido la vida más mexicanos que alemanes durante la existencia del Muro de Berlín, y cada compañero y compatriota muerto es una historia, una familia, un drama, dijo en la tribuna el senador Raymundo Cárdenas.

Mientras la Border Patrol envía voceros con nombre mexicano a enlodar a la víctima (era "pollero", había sido "arrestado", nos "tiró una piedra"), el número de mexicanos muertos en la frontera huyendo del país que se han construido para ellos y sus amigos los Díaz Ordaz, los Salinas y los Fox aumenta en uno. El número de mexicanos que pueden protestar, que pueden afear las calles de Sausalito, que pueden quitarle el sueño al gobernador Schwarzenegger, ha disminuido en uno.

Los responsables son tanto los que disparan como el gobierno que expulsa a sus ciudadanos administrando la pobreza para negarles toda oportunidad, para luego hacer una breve pantomima de indignación guiñándole el ojo a sus amigos como diciendo: "Si no protesto me arman una bronca, pero no es en serio".

Es el gobierno mexicano que autorizó, en una acción sin precedentes en ningún gobierno de la historia moderna, que sus conciudadanos sean atacados con "balas de goma".

En tres años han perdido la vida más mexicanos que alemanes durante la existencia del Muro de Berlín, y cada compañero y compatriota muerto es una historia, una familia, un drama.

Un mexicano más, un mexicano menos.

Tuesday, January 03, 2006

La obsesión por Marcos

(Este artículo se publicó originalmente en Ciberoamérica el 11 de agosto de 2003, cuando Marcos "reapareció" después del silencio que siguió a la caravana zapatista para hablar inútilmente en el Congreso de la Unión. Sin que yo lo supiera, el artículo fue adoptado, traducido y reeditado, de modo que se puede leer hoy en francés y, adaptado, no sé cuánto, en flamenco u holandés. En español, sin embargo, sólo existe en una versión sin saltos de línea en el Centro de medios independientes de Chiapas. Dado que Ciberoamérica ya no existe en la encarnación anterior, y ante La otra campaña zapatista, lo vuelvo a publicar sin cambios, como prólogo a otros análisis sobre los zapatistas de cara a las elecciones de 2006 en México y sobre las elecciones en sí, reactivando este blog. Y, por supuesto, lo libero para su reproducción [siempre que se cite al autor y sin cambiarle lo esencial], aunque sea a toro pasado, avalando así las reediciones y traducciones que se le han hecho.)

LA OBSESIÓN POR MARCOS
Mauricio-José Schwarz

Un recorrido por la prensa nacional e internacional, con sus excepciones, demuestra fehacientemente que los indígenas chiapanecos zapatistas no han conseguido, pese a su esfuerzo, romper con dos estereotipos que permean todos los intentos de análisis de la realidad latinoamericana en general e indígena en particular.

El primer estereotipo es el del caudillo. Para muchos en México, en América Latina y en el mundo, nuestro subcontinente no es entendible, ni viable, sin el proverbial "hombre fuerte", que se "faja los pantalones", que "defiende a estos o a aquéllos" y "pone orden" por su carisma. El caudillo se concibe sólo en postura épica, presto a ser retratado para los libros de historia: a caballo como Pancho Villa, con un pie sobre un cañón y el sable desenvainado, pensativo mirando al horizonte, con gesto decidido o arengando a las masas que no sabían para donde ir hasta que el caudillo señaló el camino. Es el realismo socialista trasvasado al conservadurismo latinoamericano.

La conclusión lógica de este estereotipo es que los pueblos latinoamericanos necesitan y buscan siempre, hasta encontrarlo, a un caudillo, un jefe político-militar, que es la incorporación y resumen de todos los que a duras penas adquieren el título de "seguidores". Sin caudillo no hay sociedad, no hay país, no hay nación y no hay futuro.

El segundo estereotipo es el del "buen indígena extraviado", que se importó a América de la mano de los conquistadores españoles. "Los indios son como niños", repiten sin cesar Bernal Díaz del Castillo, Cortés e incluso los defensores de los indígenas como Las Casas y Vasco de Quiroga. El indio es maleable, evangelizable, encomendable, inocente, obediente, sumiso, aguantador. Lo que no se le admite al indio es que sea independiente, inteligente, rebelde, firme en sus convicciones. El papel que el indio, obligado, ha jugado en la sociedad mexicana durante 500 años sólo ha servido para reforzar este estereotipo.

La mezcla del estereotipo del caudillo con el del indio niño ha forjado, desde el 1º de enero de 1994, una visión sobre las acciones del EZLN que se puede resumir de la siguiente manera: "Marcos es el rey de los indios, mismos que no se hubieran rebelado de no ser por Marcos. Quien controle a Marcos controlará a los indios, que no son sino borregos." Tal visión se repite sin dimensionar la enorme frivolidad que representa.

Las clases medias del país, educadas en un feroz racismo que borra al indígena del mapa, que lo reduce a escenografía y a productor de artesanía, han construido con estos estereotipos una enorme cantidad de aparentes explicaciones a lo que acontece en el sureste mexicano. Las preguntas que hacen en diversos foros y en la calle dicen más sobre ellos y sus cosmovisiones que sobre la realidad chiapaneca:

"¿Qué es lo que Marcos quiere en realidad?" (La honestidad intelectual no es opción, debe estar buscando algún fin oscuro, de preferencia de carácter personal –sexo, poder, dinero- disfrazado bajo la amable máscara de la lucha por la dignidad de los indios.) "¿Qué ha hecho Marcos realmente por los indios?" (Un verdadero caudillo reparte botines, es padre amantísimo aunque severo, debe ser como el Señor Presidente durante todo este siglo mexicano con alguna excepción). "¿Por qué el gobierno no mete a Marcos a la cárcel y se acaba el problema de una vez?" (Desactivado el caudillo, el problema desaparecerá, el problema es Marcos y no la humillación de los indios, que para eso están y nunca dan lata si no los alborotan).

El racismo mexicano, que muchos quisiéramos negar acudiendo a nuestro orgullo por el pasado indígena (el indio antiguo es respetable, el actual no, ha sufrido algún tipo de degeneración evidente, supone el racista) o a la figura de Benito Juárez o de El Nigromante o de cualquier mexicano destacado con rasgos indígenas (el racismo social mexicano los considera excepciones menores), se ha visto desnudado de manera vergonzosa por nueve años y medio de negativa a aceptar siquiera que los indígenas tengan ideas propias, ya no que "manden" a Marcos (¿cómo van a mandar los indios, pregunta el racista, si no dan golpe a menos que les pongan capataz?)

Esta visión, sin embargo, no se limita a las clases medias cuyo único alimento intelectual es la televisión privada y cuya cosmovisión es generalmente redondeada por la educación en escuelas confesionales donde la idea de "los pobres lo son porque no quieren trabajar" es dogma y donde no se mira mal el uso de "indio" como insulto que significa "zafio, ignorante, tonto", sino que se desborda a áreas en las que sería razonable esperar una mayor capacidad de análisis de los acontecimientos de los últimos nueve años y medio.

Así, vemos las notas que regularmente envía a España Juan Jesús Aznarez, corresponsal de El País, en las que se hace evidente su obsesión por el Subcomandante Marcos. Para él, lo importante es que hable Marcos, y si hablan también algunos Comandantes, quedan en calidad de "otros oradores". Cuando Marcos dice durante el Zapatour, al llegar a Morelos "Venimos hasta acá no para llevarnos el nombre de Zapata lejos de donde nació y siempre vivirá; llegamos hasta acá no para usurpar una historia que es de todos", el corresponsal alegremente traduce al discurso propio de caudillo latinoamericano que esperan sus lectores: "Vengo a rendir honores, no a usurpar su legado". La colectividad zapatista queda resumida en la individualidad de Marcos. Para el periodista (de un periódico que se afirma "de izquierda"), Marcos (no el EZLN) "rompió el diálogo". Para él, lo importante no fue que los comandantes zapatistas hablaran en el Congreso de la Unión, sino que Marcos no lo hizo.

El ejemplo de este periodista cunde en toda Europa. Publicaciones italianas, francesas, alemanas y británicas se desbarrancan en la anécdota de la imagen de Marcos, de las palabras de Marcos (sin recordar que por su voz hablan miles de indígenas rebeldes), de la imagen mercadeable que insisten en equiparar con la del Che Guevara sin profundizar en las graves diferencias de propuestas, ideas y formas de organización que distinguen a una guerrilla de iluminados de los miles de indígenas zapatistas. Los indios quedan de nuevo reducidos a la calidad de "seguidores" cuando no "manipulados" por el carismático mestizo de la pipa.

Pero, más grave aún, la idea del caudillo todopoderoso y el indígena sumiso y obediente ha permeado la aproximación política de tres sucesivos gobiernos mexicanos al conflicto chiapaneco.
Vicente Fox, en su famosa promesa de resolver lo de Chiapas "en quince minutos", matiza, ofreciéndonos su visión personal del conflicto: "Durante una gira de trabajo sostuve que el problema de Chiapas lo podría arreglar en quince minutos, siempre y cuando el Subcomandante Marcos busque realmente la dignificación de los indígenas, el desarrollo humano y económico de Chiapas. Si eso es lo que quiere, nos arreglamos en quince minutos y hasta seríamos aliados en la causa."

Es decir, para Vicente Fox no hay comandantes indígenas, no hay indígenas rebeldes, no hay problemas de marginación, miseria, desesperación, sometimiento a crecientes indignidades que pudieran hacer que los indígenas dijeran "Ya basta". Lo único que hay, para él y para sus antecesores, es el problema planteado por un solo individuo, que seguramente algo busca y al cual se puede comprar, convencer o cohechar para que con una sola palabra haga que todos los indígenas zapatistas depongan su actitud y vuelvan a su silencio y sumisión esperando los programas gubernamentales de "desarrollo humano y económico" que nunca llegan.

Es evidente que, en tales condiciones, la solución del problema zapatista se encuentra muy lejos.

En el momento en que Marcos no se presentó a hablar en el Congreso de la Unión en marzo de 2001, los diputados y senadores (en su gran mayoría), los medios de comunicación (en especial los internacionales) y una parte importante de la ciudadanía mexicana dejó de escuchar lo que sí se dijo.

El 28 de marzo de 2001, la Comandante Esther advirtió en la máxima tribuna de la nación: "El Subcomandante Insurgente Marcos es eso, un subcomandante. nosotros somos los comandantes, los que mandamos en común, los que mandamos obedeciendo a nuestros pueblos. Al Sup y a quien comparte con él esperanzas y anhelos les dimos la misión de traernos a esta tribuna. Ellos, nuestros guerreros y guerreras, han cumplido gracias al apoyo de la movilización popular en México y en el mundo. Ahora es nuestra hora."

No fue su hora. Quienes influyen, quienes gobiernan, quienes controlan los medios de comunicación internacionales, dejaron de escuchar en ese instante porque los que hablaban eran indios, no su "jefe", no el responsable del problema, no el individuo con el que se negocia y transa.

La obsesión por Marcos es la norma del viejo sistema caciquil y del nuevo sistema construido a partir de exclusiones. La exclusión –una vez más– de los indígenas hasta de su propia lucha permite dibujar el retrato de una sociedad cuyos peores rasgos no se han visto moderados por la modernidad ni por la globalización. Sin Marcos, nadie escucharía el mensaje de los indios, es cierto. Pero gran parte del mundo se ha concentrado en el medio y ha desechado, y continúa desechando, el mensaje central de los indios chiapanecos. Y para entender este mensaje y dialogar sobre las bases que pone, no hace falta simpatizar con los zapatistas chiapanecos.

La "reaparición de Marcos" en la escena política (como si se hubiera ido de vacaciones durante dos años, retirado para recuperar fuerzas) pone de nuevo sobre la mesa de las discusiones cuál va a ser la aproximación gubernamental y de la opinión pública al conflicto de Chiapas, que no es sino el síntoma más visible de un conflicto mucho más profundo a nivel nacional y latinoamericano.

Si sigue prevaleciendo la idea de que toda la solución al problema se conseguiría al desactivar a Marcos (como lo intentó Ernesto Zedillo) o al negociar individualmente con él (como lo propuso Fox), el camino del entendimiento seguirá cerrado, sin importar cuántos Caracoles inauguren los zapatistas y cuántas veces digan, por voz de Marcos, que lo que desean es sencillamente que se reconozca su dignidad como mexicanos, como indios y como personas.

Y que se escuche lo que dicen, más allá de la obsesión por Marcos, que si algo tiene de admirable es haberse sabido convertir en indio.